La Foca de los Galápagos (Arctocephalus galapagoensis) es una de las 16 especies de mamíferos marinos de la familia de las focas orejudas, las cuales incluyen a los leones y lobos marinos. Junto con las familias de las focas verdaderas y las morsas, las focas orejudas forman el grupo de los mamíferos marinos conocidos como pinípedos.
Las focas orejudas se diferencian de las focas verdaderas en que presentan pequeñas orejeras externas y aletas traseras que se pueden girar hacia adelante. Sumadas a las fuertes aletas delanteras, esto les proporciona una movilidad adicional sobre tierra. Si tuviera que hacerlo, una foca de los Galápagos adulta puede moverse extremadamente rápido a través de la playa; también utilizan sus aletas frontales para nadar, mientras que las focas verdaderas utilizan sus aletas traseras.
Como las otras focas orejudas, el macho de la foca de los Galápagos es considerablemente más grande que el ejemplar hembra.
Al igual que otras focas marinas, la foca de los Galápagos fue objeto de intensa cacería debido a su piel y su aceite. A comienzos del siglo veinte se pensó que la foca de los Galápagos estaba extinguida, hasta que hacia 1932-33 fue descubierta una pequeña colonia. Actualmente esta especie se encuentra ampliamente protegida, pues aún se considera en peligro de extinción.
La foca de los Galápagos es actualmente considerada por algunos investigadores como una subespecie de la foca sudamericana.
Reino: Anamalia (Animals)
Phylum: Chordata
Clase: Mammalia (Mammals)
Orden: Carnivora (Carnivores)
Familia: Otariidae (Eared Seals)
Género: Arctocephalus (Southern fur seals)
Especie: Arctocephalus galapagoensis Heller, 1904
El nombre científico de este mamífero marino, Arctocephalus, proviene del griego y significa "cabeza de oso". Con su corto hocico puntiagudo, pequeña nariz como botón y ojos bastante grandes, la foca de los Islas Galápagos se asemeja verdaderamente a sus ancestros carnívoros terrestres.
La piel de estas focas varía desde color marrón oscuro hasta gris oscuro, con pelos protectores más largos e iluminados en las puntas, que le dan un aspecto canoso. Los machos de la foca de los Galápagos también presentan una melena de pelos ligeramente más largos, desde la punta de la cabeza hasta los hombros.
Tanto el hocico como el envés de la piel son más pálidos en los ejemplares hembra y sub-adultos, los cuales presentan un pecho de color grisáceo-marrón pálido y el vientre bronceado. La piel de las aletas es negruzca. Las crías de la foca de los Galápagos tienen la piel negruzca-marrón, y algunas veces presentan bordes grisáceos o blanquecinos alrededor de la boca y la nariz.
Los machos de la foca de los Galápagos tienen 154 centímetros de longitud, mientras que las hembras miden alrededor de 120 cm. Aunque existe una diferencia de treinta centímetros, en cuanto a talla y color es la menos sexualmente dimórfica de los otáridos. La superficie dorsal de su cuerpo es gris-marrón y hacia el centro es ligeramente bronceada. La Arctocephalus galapagoensis es la más pequeña de las focas, posiblemente resultado de una adaptación al cálido ambiente y las temperaturas del agua en su hábitat tropical.
Poco se sabe sobre la esperanza de vida de la foca de los Galápagos, pero por lo general se cree que viven hasta unos veinte años.
La foca de los Galápagos es la especie más terrestre de la familia Otariidae, ya que pasa sólo el 70% de su vida en el agua. Las hembras se sumergen durante un promedio de 16,4 horas a una profundidad no mayor de 30 metros en la noche, aunque se han registrado inmersiones más profundas. Se ha reportado que la duración de sus viajes en busca de alimento estaría relacionada con los ciclos de la luna, con un total de cincuenta a setenta horas en fase de luna nueva, pero de sólo de diez a veinte horas en luna llena.
Durante los meses cálidos, las hembras repiten un ciclo alimentario de cuatro a seis días en el agua y un día en la tierra. Después de parir, las hembras dejan a sus crías entre uno y tres días para bucear en busca de comida y luego pasan uno o dos días con su descendencia. Las crías no se independizan hasta que tienen dos años, y a veces hasta tres.
Los machos adultos mantienen territorios que pueden alcanzar hasta los 200 metros cuadrados y los defienden con altos niveles de agresividad. Cada año, la tasa de mortalidad de los machos adultos en combate es de un treinta por ciento.
En comparación con otras focas, las hembras tienen áreas muy pequeñas, de unos 100 metros cuadrados. Son una especie polígama. Los machos no cuidan a las crías y no suelen alimentarse mientras están defendiendo sus territorios, los cuales no abandonan hasta que han utilizado toda su energía almacenada y no les queda más remedio que alimentarse.
Estos territorios abarcan agua y terrenos accidentados con voladizos que les permiten refrescarse. Otras focas no ocupan este tipo de hábitat terrestre, pues la mayoría de ellas prefieren las playas.
Para mantenerse frescas, las focas suelen trasladarse a piscinas formadas por la marea y allí se humedecen. Las hembras tienen que enseñar esta estrategia termorreguladora a sus crías, o de lo contrario los recién nacidos sufrirán sobrecalentamiento. A esta latitud, es muy importante mantener la temperatura interna a 37,7 grados, por lo que estas focas han desarrollado métodos para lograrlo.
Utilizan su entorno para aprovechar la sombra y el refrescamiento por agua, y su reducido tamaño corporal les permite liberar el calor rápidamente. También utilizan el sudor, dependiendo de la hidratación individual. La pérdida de calor interno se controla en buena medida mediante el sistema cardiovascular, ya que el flujo sanguíneo se dirige lejos o hacia las aletas, en dependencia de si la foca se encuentra demasiado fría o caliente, respectivamente.
La foca de los Galápagos es endémica de las Islas Galápagos, donde se encuentra ampliamente distribuida. Las principales colonias se ubican en las islas occidentales del archipiélago; las islas Fernandina e Isabela presentan las mayores poblaciones. Las focas de los Galápagos son especies no migratorias, pues se encuentran solo en las islas que le dan nombre.
Cuando está en tierra, la foca de los Galápagos prefiere zonas rocosas, bajo salientes y entre grandes rocas donde puede buscar refugio del sol. Estos animales viven sólo en las Islas Galápagos y en las aguas circundantes. Allí la temperatura del aire es bastante constante durante todo el año, con un promedio de 23.8 grados C.
La foca de los Galápagos se alimenta de peces y cefalópodos.
La foca de los Galápagos está totalmente protegida por la Dirección del Parque Nacional Galápagos bajo la ley ecuatoriana. También se beneficia de la administración de las Islas Galápagos y las aguas circundantes, como parque nacional y reserva marina. Al ser uno de los primeros sitios reconocidos como Patrimonio Natural Mundial, este sorprendente y único ecosistema preservará felizmente la fauna y la flora en las islas Galápagos para las generaciones venideras.
Durante el siglo XIX, la foca de los Galápagos fue severamente afectada por la caza comercial de focas en gran escala, que estaba muy extendida por esa época. A comienzos de 1900 se decía que estaba extinguida debido a la caza excesiva en busca de su piel, pero hacia 1932-1933 se encontró una colonia de estos animales. En 1989 la población había aumentado a entre 30.000 y 40.000 individuos. Ecuador ha hecho notar que los perros jíbaros que se encuentran en algunas de las quince islas Galápagos son una amenaza para las actuales poblaciones de focas.